Isla Mauricio, desastre ambiental. Cardenal Piat: “despertar las conciencias”
Isabella Piro – Ciudad del Vaticano
“Despertar la conciencia ecológica”: este es el llamamiento lanzado por el cardenal Maurice Piat, obispo de Port-Louis, en la Isla Mauricio, mientras el país vive con la respiración contenida una tragedia ambiental de inmensas proporciones. De hecho, durante dos semanas, el buque japonés MV Wakashio, con 3.800 toneladas de combustible y 200 toneladas de gasóleo a bordo, ha quedado varado en Pointe d’Esny, una zona protegida cerca del parque marino de Blue Bay, otro ecosistema en peligro.
En los últimos tres días, más de mil toneladas de petróleo se han derramado en el mar, tanto que el Primer Ministro de Mauricio, Pravind Jugnauth, ha declarado un “estado de emergencia ambiental”. Frente a este desastre ecológico, el Cardenal Piat insta a la sociedad civil a “despertar, animada por una buena conciencia ecológica”.
“Este despertar -dijo el purpurado- nos recuerda lo vital que es el papel de la sociedad civil en un país y cómo deben tenerlo en cuenta los líderes económicos y políticos”.
Un sufrimiento que mueve
Al respecto, el purpurado afirma estar “conmovido” por lo ocurrido y por el sufrimiento que está experimentando la población local:
“Muchas familias están afligidas por un persistente olor pestilente -señala- mientras que los pescadores y todos los que se ganan la vida en el mar están en graves dificultades”.
Al mismo tiempo, “en medio de tanto dolor”, el obispo de Port-Louis mira con gratitud las numerosas iniciativas de solidaridad emprendidas por los ciudadanos para “salvar lo que todavía se puede salvar”.
“Gracias a todos los que han realizado y siguen realizando” las actividades de solidaridad, “con admirable y perseverante”, expresó el cardenal.
Por último, dirigiéndose a “todos los cristianos y especialmente a los jóvenes”, el Cardenal Piat los alienta a “no dudar de su país”, y a inscribirse en el Ministerio de Medio Ambiente, para aportar su contribución a la causa del medio ambiente.
La población trabaja incesantemente
Mientras tanto, el desastre ecológico proyecta una sombra sobre las actividades económicas de la isla que dependen del mar. El Padre George Cheung, un jesuita que trabaja en Mauricio, habla a nuestros micrófonos sobre ello:
“Ya podemos ver los primeros daños y aún no ha terminado. Los peces han sido afectados y las playas están amenazadas. Estamos en pleno invierno y hay un fuerte viento del sur que empuja los hidrocarburos que salen hacia la isla y amenaza las costas, los acantilados, la fauna y la flora del océano. Y luego, lamentablemente como consecuencia, el trabajo de las personas también se ve amenazado, tanto los que trabajan directamente en el mar como es el caso de los pescadores, así como los que dependen indirectamente del mar”.
“La población está buscando soluciones para eliminar al menos una parte de la contaminación. Es un pequeño gesto ante la magnitud del problema, pero la gente está haciendo lo que puede”, concluye nuestro entrevistado.